miércoles, 4 de abril de 2007

Psicología Arquetípica: Bella/o durmiente 2ª parte

(ver 1ª parte)

El castillo: la “parte” que hemos construido para “protejernos”, representa a nuestra autoimagen, aquello con lo cual nos identificamos y nos da identidad. Es la imagen que mostramos, también, a los demás, detrás de la cual está la bella durmiente… soñando. Es la máscara, los roles, el status, los atavíos, con que vestimos nuestra vulnerabilidad, nuestro verdadero ser, con sus necesidades y sentimientos (el interior del castillo). Es, también, la necesaria estructura personal, el cuerpo que se habita y la individualidad, que “guarda” dentro de sí, lo más preciado… el alma. Muros de piedra, puertas de hierro, ornamentos de oro, ventanas, torres, banderas… en fin, aquí, es donde están las corazas y rigideces, el orgullo y vanidades, como así también, las puertas, ventanas y terrazas que nos comunican con los demás (sino el príncipe, ¿por dónde entra?).

El dragón: es la “parte” que no deja entrar al castillo, que defiende las estructuras que fueron construidas. Representa, psicológicamente hablando, los mecanismos de defensa, las resistencias, a favor de seguir manteniendo las corazas… y seguir durmiendo. Es todo aquello con lo que asustamos a los que se acercan al castillo queriendo ingresar. Es, también, la potencia y la sabiduría que conoce como entrar al castillo. A favor de seguir durmiendo, lo defiende, a favor del despertar, da el poder, "la llave", la sagacidad al príncipe para que éste entre en él y encontrar en su interior a la belleza durmiendo, abrazarla, y, con un beso amoroso, despertarla a la Vida Real.


Bien, sigo rumiando, percibo que todos los seres humanos, mujeres y varones, tenemos a estos cuatro personajes conviviendo en nuestro interior. Con algunos de ellos nos identificamos, con otros no…relegándolos al inconciente ("proyectándolos" quizá, en alguien de nuestro entorno), podemos también, cada tanto, cambiar de identificación.


Podemos sentir que somos soñadores, y que solo falta que se den “ciertas circunstancias especiales”, o, que nos encuentre “la persona indicada”, para que nuestros sueños se cumplan.
Podemos ver “dragones”, enemigos, que no dejan que se produzca el encuentro amoroso entre lo que deseo (príncipe) y lo que sueño (bella durmiente).
Podemos pasar la vida –sin sentimientos a la “vista”- regodeándonos de nuestros dones (ornamentos de oro), sin soñar, sin buscar, sin pelear.
Podemos pasar nuestra vida defendiendo la estructura que hemos construido y diciendo: “yo soy así”, “no voy a cambiar ahora”.
Podemos pasar mucho tiempo peleando con dragones, ganando en odio, frente a aquellos que no satisfacen mis deseos, y así continuar hasta que sentimos salir fuego de nuestras fauces voraces.
Podemos sentirnos agresivos, malvados o idiotas y culpables, fascinándonos así, con la libertad, utopías e idealismo de otros.
Podemos sentirnos ganadores o perdedores esperando que termine, o no, “el cuento”.
Podemos vivir creyendo que tenemos todo este asunto claro, criticando a todos aquellos que no se dan cuenta de cómo ser felices.
En fin, los invito a “ver” las mil y una noches, perdón, las mil y una posibilidades en que nos “colocamos”. ¿Qué personaje actúo?, ¿Con cuál me identifico concientemente?, ¿Cuáles rechazo? Y ¿Cuáles proyecto en otras personas?.


Soñador, visionario, bondadoso, salvador, víctima, misterioso, reservado, soberbio, orgulloso, digno, dormilón, poderoso, impotente, cruel, malvado, honorable, traidor, sabio, envidioso, profeta, humilde, valiente, cobarde, mentiroso, creativo, rígido, profundo, vulnerable, gozoso…y mil guiones más.
Si reconozco todos los personajes en mí, percibo y comprendo que los otros también tienen, son, conciente e inconcientemente todos los personajes (todos “tenemos” los diez planetas y los doce signos en la Carta Natal) y que todos estamos ante el mismo desafío: realizar el encuentro interior.
Siendo así (por ahora no es más que una hipótesis a seguir siendo investigada), la convivencia entre seres humanos, sea cual fuere la relación, sería menos un cúmulo de proyecciones, encantamientos, ilusiones, desilusiones y, cuando no, manipulaciones y más el sano ejercicio de ayudarnos fraternalmente a realizar el viaje de encontrarnos con nosotros mismos y ser más íntegros, completos, enteros.
Nosotros “elegimos” - ¡Oh Dios! incluidas pautas familiares, sociales, culturales, barriales, escolares, religiosas, políticas, raciales, arquetipicas, y de cuanto ser se haya cruzado en nuestro camino (incluyo extraterrestres)- “elegimos” decía; qué proyectar “afuera”, y así tomar el camino del encierro, la búsqueda repetida, la agresividad defensiva o seguir soñando eternamente… o, quizá, si nos animamos a hacer el viaje, observar todos estos personajes viviendo en nuestro interior, aceptarlos, darles un lugar, y así, elegir el camino de amarnos en totalidad y despertar a la Vida.
Hasta pronto, a seguir rumiando y…despertando. Mientras tanto… felices sueños.


Javier Ignacio Alvarez

Consultoría Psicoastrológica

Javieralvarez2010@gmail.com

No hay comentarios: